El estrambótico personaje que en dos meses saldrá del Gobierno –sí, aún le quedan dos meses-sigue haciendo como que hace sin caer en cuenta que ya es de dominio público el que no se entera de la misa la media. En las imágenes frías como hoja de cuchillo que muestra la televisión se le ha visto estos días poniendo cara feroz a Sarkozy, lo que no es para menos, pero la novedad no basta para borrar las del hombre solitario en su autismo idiomático, moviendo algún papel en la mesa de conferencias vacía de colegas porque el resto está ocupado en algo. Y también dormitando.
La compañía de la llamada Calamity Hellen no le sirve de demasiada ayuda, aunque en su caso las cámaras que la encuentran en las salas de reuniones entre visitas a la peluquería suelen mostrarla más interesada por lo que sus colegas tratan.
Si no gozáramos de la excelente situación que nos distingue del resto de la UE, es decir, mientras no sintamos los efectos de la crisis porque el país crece a ritmos que causan envidia, seguir así un par de meses más no importaría demasiado. Lo malo será cuando asomen las vacas flacas, el paro toque a nuestras puertas y los bancos cierren la ventanilla del crédito. Entonces sí podríamos empezar a preocuparnos, pero entre tanto…
Pues sí, dos meses más de susto en susto. Y una campaña electoral que sin haber comenzado, se abre el 4 de noviembre, lleva ya dos meses cansando al común interesado por la vida pública del país. Y al resto también.
Porque es de suponer que las huelgas de la enseñanza que recorren las comunidades gobernadas por los populares harán mella en la vida de las familias con gente escolarizada. ¿No recuerdan demasiado a lo que el llamado Rubalcaba organizó la víspera de las elecciones de marzo de 2004; o al “nos conviene que haya tensión”, que su amigo y presidente llamado Zapatero confesó a Gabilondo ante las elecciones siguientes?
La campaña la abrió el personaje a finales del mes de julio, cuatro meses hace, tiempo suficiente para meter a ETA en campaña y para dejar pudrir la situación financiera en que se encuentran las instituciones locales y regionales. También entró en sus cálculos que, en una de esas, tal vez los datos macroeconómicos y el paro podrían mostrar una tendencia positiva. Craso error. Lo de las cuentas, peor imposible, y lo de ETA parece importarle muy poco al personal, sólo a un 3%.
Pero si acertó en la seriedad con que las nuevas administraciones regionales y locales han afrontado la situación de emergencia en que se encuentran. Y el Twiter hace el resto: “la derecha recorta derechos sociales”. Además vale para diversos frentes, contra el PP, UPN y CiU. La llamada campaña positiva.