No ahorró en bobadas. La ministra de Defensa pidió permiso al candidato Pérez Rubalcaba, y arremetió contra los de enfrente como si fuesen talibanes, ayer en Barcelona. Talmente. Estupideces del porte de que la derecha quiere terminar con la educación, la sanidad y los servicios sociales. Hala, como si tal cosa.
Menos mal que iba a hacer con su rival, y sin embargo amigo, una campaña explicativa. Un poco más y manda formar la Legión para que reconquiste Castilla, la Mancha, Cantabria, Extremadura, Aragón, Baleares y parte de Andalucía, caídas en manos de la derecha que sólo busca hacer negocios privados. Así mismo; negocios privados.
Al margen del ánimo con que se espetan juicios de esa índole, la candidata Chacón es la misma Chacón que como ministra de defensa externalizó, es decir, ha privatizado, la protección de cuarteles en media España, de hospitales, otras instalaciones militares como el centro de investigación de armamento nuclear, químico y bacteriológico de La Marañosa, en San Martín de la Vega. Hasta polvorines y el traslado de explosivos ha confiado a empresas como Segur Ibérica, tras las correspondientes licitaciones, naturalmente.
Causa pena, cuanto menos pena, que la demagogia no tenga en consideración ni siquiera las actuaciones de quienes la practican. En fin… Pobre Chacón. Tras el revés que su carrera sufrió aquel 26 de mayo último, apenas tres meses y medio, anda como alma en pena a la búsqueda de cariño, de la acogida que su mentor y jefe no supo o no pudo dispensarle. Dijo entonces que dejaba pasar el tren de la candidatura presidencial al que se había subido en febrero para no poner “en riesgo la unidad del partido, la imagen del presidente del Gobierno e incluso la estabilidad del Gobierno”.
«Yo quería encabezar un proyecto en el que el reparto de los sacrificios se hiciera con la máxima equidad», dijo en su adiós; «yo quería encabezar un proyecto de cooperación entre las comunidades autónomas sin renunciar a mi condición de catalana y española.» Y así se manifestó la pasada semana contra la sentencia del TSJC sobre las lenguas vehiculares en la enseñanza catalana, y en pro del impuesto sobre el patrimonio, el big issue de la campaña socialista.
“Yo quería, yo quería, yo quería…”