Mañana, martes 28 de junio, en el llamado debate sobre el estado de la nación -como si hiciera falta debatirlo…- Zapatero volverá a escudarse tras las reformas urgentes para no convocar elecciones, y cargará los costes de la crisis sobre la falta de apoyo de los populares. Lo previsible es que hable mirando a dos cámaras: la de sus votantes y la de Bruselas. Y tratará de hacer un guiño a los del 15-M, una de las herencias que lega al país; la otra es Bildu.
Ciertamente a nadie importa lo que diga; salvo a Rubalcaba que teme como a un nublado su acreditada capacidad de hundir a su partido. Es más, nadie va a decir nada relevante porque todos consideran que el pescado ya está vendido. Asistiremos al juego de la oposición; todos harán de oposición; los que lo son, porque lo son, y los otros porque sólo saben oponerse a la oposición.
La cuestión es: si a nadie le importa un bledo lo que este señor pueda decir y hacer, ¿qué razones le asisten para hacernos perder a todos tiempo y dinero?
Queda acreditado que este gobierno ya no va a acometer nada que pueda remover una sola protesta. Ni los horarios comerciales. Rubalcaba ha puesto sus condiciones, y de hacer ahora el trabajo sucio a los que llegan del PP, ni hablar. Qué importa un año más después de los que llevamos perdidos sin hacer lo que tenemos que hacer.
Comentaba un amigo hace unos días que hoy la gente le pregunta por la prima de riesgo como hace años le preguntaban por los niños. Con prima y sin ella, a cajas y bancos les salen por las ventanas los pisos en dación por impago de familias en ruina.
En serio, ¿cuánto estamos pagando para colocar a sus colaboradores con un buen pasar fuera de nuestras fronteras? En cuestiones menores, Aido, se ve que el dinero pesa; pero no es lo mismo jugar en otras ligas, como la FAO. El pobre Moratinos, dos ministras a su servicio y un cuatrimestre recorriendo el mundo a nuestras expensas, termina dándose de bruces con la levedad de España en el concierto internacional de hoy.
La única sorpresa del día podría correr a cargo de ese par de rémoras nacionalistas que apoyan al poder. ¿Se imaginan a los señores Durán y Erkoreka, José Antonio y Jesús respectivamente, poniendo encima de la mesa una moción de censura? Yo tampoco; dónde y cuándo van a estar mejor atendidos que ahora. Y con la señora Salgado al frente de las finanzas públicas. “España se sigue financiando muy bien”, decía ayer. ¿Y los españoles?