El speech que les soltó el lunes a sus centuriones era otra cosa: lenguaje directo, asertivo, un párrafo para cada objetivo y un objetivo en cada párrafo. Mariano Rajoy se ha transmutado en ejecutivo agresivo, parece que los votos le han despertado de la siesta; era hora.
Ayer hablaba yo de lo aburrido que resulta el sometimiento a la tiranía de lo políticamente correcto. Desde finales del s. XIX quedó consagrado aquí que el liberalismo es pecado, gracias al presbítero Sardá y Salvany; más recientemente trataron de dejar sentado que la derecha es extrema y que de ahí nada bueno puede salir; y hoy, que de los populares sólo cabe esperar recortes sociales.
En medio de tanto lugar común ¿resultará una osadía opinar e incluso decir que lo de Rajoy está en la línea correcta?
Si se toman la molestia de leerlo quizá más de uno coincida conmigo. Aquí lo tienen: Rajoy en la Junta Directiva Nacional
Y recuerden que ya llevamos dieciséis días perdidos.