Como los reactores despanzurrados de Fukushima, hay cerebros con fugas mortales. Es lo que ayer les pasó a la portavoz socialista, Elena Valenciano cuando dijo “cualquiera de nuestros candidatos da sopas con honda a Rajoy”, constructiva sentencia que remató su jefe con un vertido aún máyor al reclamar a los miembros de su Ejecutiva: “eso es lo que tenemos todos que decir”.
Lo importante es darle sopas con honda al candidato de la oposición; que la situación económica ha dejado sin trabajo a más de un millar de personas cada día del último mes de marzo parece no preocupar demasiado; que media docena de cajas de ahorro están a punto de saltar por los aires, tampoco; y qué más da si el presidente del gobierno autonómico catalán o el jefe del PNV vasco amenazan con dejar caer el gobierno de la Nación si no se pliega a sus exigencias. A vivir que son dos días.
¿Por qué no ocuparse de las cuestiones que importan al ciudadano? La pregunta vale también para los populares. Ya está claro, más que gracias a ellos por el peso de la realidad, que con ZP las penas no tienen remedio, que tiene que dar ya la palabra a la gente; dicho todo ello, ¿por dónde empezamos a areglar el desaguisado?
No ciertamente provocando a Zapatero, Chaves y Cía. con las elecciones, o la dimisión, porque los interpelados se salen por las tangentes mejor que Ollendorf, el método.
Pongan sobre la mesa la realidad de cada día; los sectores que se hunden, los que habría que abrir, cómo meter mano a los precios y a la competitividad, y datos; datos precisos de hasta dónde ha contaminado la mierda descubierta en los aledaños de la Junta andaluza, por ejemplo. Profesionalidad y patriotismo, en suma. Que la gente se encargará de dar a los seguidores del Ollendorf un puesto de acomodadores en el circo. Si es que sigue habiendo circo.