Ha muerto en su Chile. En Santiago abre sus puertas a esta hora el Museo Nacional de Bellas Artes, donde el poeta recibirá millares de adioses y lágrimas también. Ha sobrevivido dos meses y medio a un derrame cerebral. Gonzalo Rojas, premio Cervantes 2003, es junto a Neruda, Mistral y Huidobro, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena.
Hace quince años confesaba en al diario “La Tercera”: “Soy un aprendiz permanente del lenguaje. San Juan de la Cruz, el más grande poeta de todos los tiempos, tiene un verso que dice “Volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance”. Yo te digo al revés: no volé tan alto y no le di a la caza alcance. Pero creo en la inconclusión y en las puertas abiertas”.
Leer su poesía es el homenaje que mejor cuadra a un poeta.
¿Qué se ama cuando se ama?
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?
Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.
La Biblioteca Virtual Cervantes tiene un excelente portal sobre Gonzalo Rojas, visítenlo; les sorprenderá.