Tiene razón Zapatero; lo de Libia no es una guerra. ¿En qué guerra se adelantan los movimientos de la inteligencia sobre el escenario del conflicto? Dar noticia de que la CIA ultima los preparativos para introducir agentes en Libia no se le hubiera ocurrido ni a Gila.
Mucho ha cambiado todo desde que Sun Tzu escribió El arte de la guerra. Es un libro divertido, mezcla de proverbios y consejos tácticos y estratégicos de hace 2.400 años, cuando los Reinos Combatientes. Dicen que en aquella China cada cual se esforzaba en demostrar más ingenio que el vecino. Hoy los jefes militares leen otras biblias, desde el WSJ hasta el Play Boy, y son los líderes empresariales quienes devoran los Trece Capítulos en busca de fórmulas nuevas para doblegar a su competencia, o simplemente para aprender que “la defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia“. Y en cualquier caso, que “el arte de la guerra se basa en el engaño”.
Obama, presidente leído por demás, debería repartir a las puertas de Langley, Virginia, y hasta en el Pentágono mismo, aquella otra observación del chino: “si el espionaje es divulgado antes de que el espía haya informado, hay que eliminar a éste y al que lo divulgó”. Esto es tomarse en serio las cosas de la guerra; lo otro, anunciar que los agentes rescataron la pasada semana a un piloto y demás historias, es propio de la olvidada alianza de civilizaciones. Y anunciar que lloverán más espías para retransmitir cuándo y dónde tienen que apuntar los aviones, ya ni de Zapatero; es Gila en estado puro, bastante más divertido que el presidente, como pueden ver en el vídeo de You Tube.
Y por si fuera poco, a Gadafi se le van los diplomáticos. ¿Dónde encontrar ahora los agentes dobles? Sun Tzu les daba tremenda importancia, decía que debían de ser especialmente bien tratados. Pero claro, no ponerles piso fuera del país, que es lo que está pasando.