Como los trileros, engañar es el primer objetivo de quienes tratan de vender lo que no tienen; en su caso, con un eslogan. Los gerifaltes del franquismo hicieron fortuna y ganaron muchos años con aquello de la “democracia orgánica”. El invento no fue suyo; dos décadas antes Salvador de Madariaga había llamado así a un teórico sistema representativo basado en las organizaciones sociales frente a las de clase que estaban arruinando la segunda república. Pero el régimen de Franco lo hizo suyo hasta terminar auto definiéndose así.
La “democracia popular” fue otro engañabobos; precisamente los pueblos fueron quienes sufrieron sus consecuencias en media Europa hasta bien recientemente. La “democracia socialista”, soviética o cubana, como su epígono chavista-bolivariano del “socialismo del siglo XXI”, son otras tantas formas de meter gato por liebre. Como lo de la “economía sostenible”, último reclamo del gobierno Rodríguez Zapatero.
La factoría propagandística del régimen actual parece decidida a diversificar sus mensajes. Ahora, además de poner en la picota a la oposición, toma la Economía como material de trabajo. Obvio cuando la crisis es el primer motivo de preocupación de los españoles que ven como otros comienzan a dar señales distintas de las que emite nuestro país.
Y otro tema sensible es la sostenibilidad. No sólo la del planeta, ni siquiera la del progreso económico, sino la del trabajo de cada uno del ochenta por ciento que aún lo conserva. Pues verde y con asas: “economía sostenible”
Pero no hay cuidado,del nuevo bálsamo de Fierabrás el gabinete tiene más que el envase, el nombre. En tiempos de bonanza fue la Alianza de Civilizaciones. Ahora es la Economía Sostenible. El arma definitiva contra la crisis.