Jornada para el recuerdo, la del miércoles 22 de octubre, 2008. Para recordar que tras la crisis financiera que tantos cientos de miles de millones de dólares, euros, rublos y demás divisas tiene comprometidos, acecha la crisis real, la de las economías americanas, Norte y Sur, europeas y asiáticas también, aquejadas de vértigo ante el abismo de la recesión.
A despecho de los avisos del FMI, del premier británico Brown, generalizadas caídas de beneficios y de otras explosivas circunstancias, a la presidenta Cristina Kircher no se le ocurrió nada mejor que comenzar la semana jugando al bombero pirómano, y ayer muchas cosas saltaron por los aires.
La insólita decisión tomada por la presidenta argentina, hacerse con los US$ 30.000 millones propiedad de quienes ahorran en un fondo de pensiones, ha dado al traste con el valor de las principales compañías presentes en Argentina y las bolsas de medio mundo, empobreciendo a Latinoamérica en una sola jornada más de lo que las subprime norteamericanas y tóxicos derivados llevaban cobrándose en el continente los últimos dos meses. Y de forma singular a su propio país.
Argentina superó ayer los 2.000 puntos básicos de riesgo país, índice EMBI+. De una sola tacada, la sra. Cristina ha conseguido ser el tercer país del mundo más caro a la hora de financiarse, sólo superado por Ucrania y Ecuador. Más incluso que Venezuela, que ya está en los 1.718 puntos, y habrá que ver cómo le sienta a su colega Chávez la caída que ayer experimentaban los bonos argentinos, de los que el caudillo venezolano es cliente preferente.
La señora Cristina Kirchner no debió de reparar en la significancia de paralizar al principal agente en el mercado de valores de su propio país, las administradoras de las AFJP, a las que la Justicia argentina ha prohibido cualquier movimiento hasta que la ocurrencia presidencial alcance el rango de Ley. El precedente más próximo de este hecho, dejar de la noche a la mañana a un país sin su mayor agente financiero, se remonta al 11 del 9 de 2001, cuando Bin Laden arrasó el World Trade Center de Nueva York.
Las prisas de la señora Kirchner por hacerse con los ahorros de millones de argentinos, quizá apremiada por los vencimientos de deuda correspondientes a 2009, ha colaborado eficazmente en la jornada del 22 del 10 de 2008 a la cascada de debacles iniciada con las caídas de las bolsas asiáticas, que cerraban su día con pérdidas del orden de un 6%, y se clausuraba con pérdidas también del 6,1% en las bolsas de los Estados Unidos, S&P 500, y del 7% en la de México.
Entre medias figuran la histórica caída de Madrid, más del 8% (-9,82% para los 38 principales valores latinoamericanos del Latibex), la de París y Frankfurt, con caídas del 5,4% y del 4,46%, o la de Lisboa, 4,4% abajo. Y luego las de los mercados latinoamericanos; el -10,11% de Buenos Aires, después de haber bajado hasta el -16%, y las pérdidas del -10,18% en el Bovespa de Sao Paulo, o del -6,27% en el IPSA de Santiago, los dos peores datos de la década.
Cierto es que en estas pérdidas han jugado importante papel los datos empresariales del tercer trimestre, por ejemplo la caída superior al 40% en los beneficios de TELMEX, y también la situación de los países del este europeo, desde donde los inversores salen a refugios con mayores garantías, afectando divisas y coste de la deuda en casi todos ellos. Los bancos centrales de Hungría y Turquía, por ejemplo, se han visto forzados a elevar sus tipos de referencia hasta el 11,5% y el 16,75% respectivamente.
Pero en cualquier caso, con pólvora esparcida por doquier o sin ella, a la presidenta Cristina Kirchner le cabe el mérito singular de haber prendido la mecha que hizo saltar por los aires el muro que trataba de ocultar la recesión en ciernes.
A echar más leña al fuego se apresta ya el cártel petrolero de la OPEP que se reunirá esta misma semana para reducir en un millón de barriles diarios su producción de crudo y revertir la caída de precio del barril, que en tres meses ha bajado desde los US$ 147 hasta los US$ 65 que ayer marcó. De estos síntomas sólo parece salvarse la McDonald’s. La compañía de comida rápida presentó ayer unos resultados realmente anticíclicos: ha triplicado sus beneficios, US$ 3.327 millones, de los tres primeros trimestres del año respecto del 2007.