Pues tiene razón Pedro J. Ramírez, qué le vamos a hacer. Su epístola de esta semana concluye con un largo interrogante. No tendrá respuesta porque no lo necesita; demasiado obvia. La cuestión:
“¿O es que Rubalcaba no va a ser nunca responsable de ninguno de los desmanes que suceden bajo su jurisdicción y competencia, llámese caso Faisán, fuga de Rodríguez Menéndez, obstrucción de la acción judicial promovida por las víctimas del 11-M, huida de Troitiño o reaparición de la brigada Txantxangorri para matar deportiva y civilmente a una atleta que se presentó una vez en una lista del PP?”.
Pues de momento seguirá pasando como irresponsable. Al tiempo. Y los colaboradores necesarios, también. ¿Es que dirá algo el ahora candidato Lizavesky, Secretario de Estado del deporte cuando la tropelía sobre Marta Domínguez? ¿Y su jefe directo, el mismísimo Zapatero, que en abril de 2009 colgó de la Presidencia los temas del deporte?
Tiene también razón Rajoy, qué le vamos a hacer, cuando hace un par de días se refirió a todos ellos con un tan desparpajado como indulgente “esta gente”. Gente, no se olvide, que está retrasando un año la salida de esta situación. Zapatero no es culpable de la crisis financiera desencadenada por Lehman Brothers, obvio. La razón es clara, la crisis ya había empezado aquí diez meses antes. Miren la EPA, sin ir más lejos.