El ombligo nacional

Ejemplo de cretinismo

Ombliguismo provinciano

La incapacidad para mirar más allá de nuestras fronteras centenarias es uno de los problemas mayores que aquejan a los españoles. Algunos, catalanes y vascos sobre todo, lo llevan hasta sus últimas consecuencias; puestos a estrechar horizontes se empeñan en reducir sus ambiciones a escalas provincianas.

Basta con abrir cualquier medio informativo para constatar lo poco que interesa aquí lo que pueda suceder allí, en el resto del mundo. Por encima de sucesos luctuosos no hay información relevante sobre lo que se cuece, o está por cocinar, más allá de nuestra propia despensa.

Y así pasa lo que pasa; las primeras planas se cubren con los absurdos reclamos del encargado de la administración de un gobierno regional, con el “sagrado derecho” al aborto con que los socialistas actuales tratan de tapar sus desnudeces, cuando no con un sin fin de actuaciones judiciales de nunca acabar.

No es nueva esta pulsión carpetovetónica a mirarse el ombligo. Desde hace poco más de tres siglos el país quedó como hibernado tras el esplendor imperial -en el XVIII ya se hablaba del Siglo de Oro como de algo lejano-, y contadas fueron las ocasiones en que despertó para abrirse a nuevas esperanzas y perspectivas; la de 1931 concluyó fatalmente, y parece que algunos quieren cerrar la abierta en 1977. Continue Reading

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Etarras sin capucha ni perdón

Sin capucha ni vergÜenza

Sin capucha ni vergüenza

Sobre el arrepentimiento no era de esperar otra cosa. Lo anormal sería que los pistoleros dieran alguna muestra de contrición, ¿cómo cabe pedirles tal sentimiento si continúan militando en el mismo gang que ha producido más de ochocientos cincuenta asesinatos en toda España y en el país vasco cientos de desplazamientos?

Nuestras fuerzas de seguridad, con importantes asistencias del exterior, consiguieron desmontar su organización y el gobierno anterior les abrió la puerta para su reinserción en la sociedad, en la normalidad civil. Pero ¡ay! los etarras no pasaron de lo que llamaron un alto el fuero definitivo, como si a aquellas alturas estuviese en sus manos dejar de matar. Fue una de tantas ingenuidades de aquel presidente, el mismo que pactó con Mas el Estatuto que después hubo de pulir el Constitucional.  Historias pasadas. Pero lo que sigue estando ahí es el gang, la banda armada que durante medio siglo manejó el pomposamente autodenominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco. Continue Reading

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Formas de hacer el tonto

Tan mayorcitos...

Tan mayorcitos…

Lo del partido de Rubalcaba y el aborto es como lo de Mas y su referéndum, formas de gastar en salvas la poca pólvora de que disponen. Ambos fenómenos, nacidos de aquel estúpido pas d’ennemis à gauche,  les aleja de sus bases naturales mientras crecen a su costa sus vecinos más radicales.

Llevamos tanto tiempo de política menor que no extraña ver cómo los líderes, lejos de conducir gentes y procesos hacia sus objetivos, se montan en la cresta de las olas que otros levantan y ellos mismos alimentan con su cabalgar. Algunos analistas achacan tales fenómenos a la demoscopia, ese ara en que tantos principios son sacrificados; no es del todo cierto. Los sondeos son volubles y en un par de meses la opinión pública puede hacer desgraciado a quienes confiaron en lo que el anterior sugería. Algo así canta de la donna el Duque de Mantua en Rigoletto.

Basta con que cuaje la impresión de que va a acabar por tener razón el gobierno de Rajoy en lo de la crisis para que la oposición, emperrada en llevar la contraria hasta en los números, comience a perder suelo bajo sus pies. Continue Reading

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Lo de Rajoy

La crisis no lo es todo

La crisis no lo es todo

El presidente del Gobierno hizo recuento de su año. Volcado como está en sacar de la crisis la economía del país, el resto de los asuntos, las otras crisis de carácter social e institucional, fue eludido con el esplín que le caracteriza.

Ser Rajoy, o ser como Rajoy, tiene sus puntos favorables para algunos casos y situaciones, y también desfavorables en casi todos las demás. Al observador imparcial no le costará aceptar que la frialdad, el distanciamiento, son condiciones necesarias para enfrentar situaciones explosivas, como el desafuero de Mas; el calor con frío se amortigua. Por ello le ha ido bastante bien aplicando esa técnica de entomólogo al tratamiento de la bancarrota en que el país se sumía tras el desastre de sus predecesores. Esa labor callada de recortar algunas extremidades sin que por ello el bicho deje de andar, requiere una minuciosidad poco frecuente en el mundo de los políticos.

El político al uso es más dado a la improvisación que al análisis paciente, a las alharacas que al discreto uso de las palancas del poder. Rajoy no es de aquellos; es una rara excepción fruto quizá de dos ingredientes tan poco comunes en esa especie como la timidez y el sentido de vergüenza ajena. Continue Reading

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Dios le ampare, imbécil

El del medio es real

Entre Maciá y Companys; en medio, el real

Rebelión en Nochebuena” era una de novelitas reunidas en “Dios le ampare imbécil”, obra de Álvaro de la Iglesia, director por más de 30 años de La Codorniz, “la revista más audaz para el lector más inteligente” que sobrevivió al franquismo. Me vino a la memoria al oír que las televisiones de los nacionalistas catalanes y vascos pasaban del mensaje navideño de su Jefe del Estado.

No era la primera vez; el insólito hecho forma parte de la tramoya habitual de los montajes separatistas. Pobres, se sienten más realizados honrando en el cementerio a un personaje como Maciá, el militar español que se llegó hasta Moscú en busca de ayuda para la independencia de Cataluña, y visto que Lenin no estaba para bobadas planeó proclamar la República Catalana invadiéndola con dos columnas militares que habrían de llegar hasta Olot desde Francia. Naturalmente las autoridades galas frustraron el golpe de Prats de Molló.

Todo un patriota Maciá; como su predecesor tres siglos atrás, el canónigo Pau Claris, primer presidente de la Generalitat que acabó entregando la soberanía de su Cataluña independiente a la Francia de Luis XIV. Continue Reading

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