Podemos ¿o no podemos?

¿Podremos?

¿Podremos?

En Galicia el 20-N dio un buen susto a los socialistas. El complejo Podemos desbancó al PSOE como referente de la izquierda; sesenta mil votos más, nada menos. Y allí se plantó Sánchez hoy en función de quitamiedos: “Los alcaldes que representan a En Marea pueden estar tranquilos aunque Iglesias me haya votado en contra”. El maquiavélico Divide y vencerás de Sun Tzu, Filipo, Julio César, Fernando el Católico y un largo etc. al que Podemos replica en Valencia poniendo en cuestión su apoyo a la presidencia que ostenta el socialista Puig.

Hay demasiados indicios de que hurgando entre sus entretelas Sánchez trata de minar el muro con que Iglesias taponó su investidura. Vista la rocosa resistencia con que la extrema izquierda impedía el gobierno de la izquierda, las terminales del partido centenario comenzaron a actuar desde las entrañas de su rival. Es la ventaja del partido organizado sobre el asamblearismo, de la disciplina sobre el alboroto, de la ideología sobre el despelote institucionalizado a medias.

El instinto de conservación ha reconducido las diferencias, si es que realmente las hay, entre los dos cabecillas visibles de Podemos. Como es propio de los sistemas en que se miran, desde el leninismo hasta el chavismo, Iglesias y Errejón sentaron el principio de que no tienen más fisuras que las inventadas por los medios socialistas: “Pablo y yo hemos estado hoy un buen rato juntos pensando cómo salir al paso de este ataque, y lo vamos a parar«.

Eso sí, con la estúpida gramática que imponen estos cursis, el portavoz parlamentario del bloque se dolía: “Todo lo que está ocurriendo en Madrid me entristece igual que a todos nosotros y nosotras”. Una ternura oírle hablar en femenino.

Monedero, la tercera persona de la trinidad fundacional, interpreta que esta “guerra sucia” contra Podemos tiene como fin «presentarlo como el comienzo de una fragmentación que justifique la gran coalición«.

Coalición que a su juicio tiene dos obstáculos, “uno es Mariano Rajoy, y ya ha empezado la ofensiva para que su sacrificio sea una Pasión añadida esta Semana Santa; el otro obstáculo es Podemos: los intentos de presentar una división interna no buscan tanto una abstención de Podemos al Gobierno de gran coalición como enlodar su nombre e intentar debilitar su función de oposición«.

Todo eso estaría bien traído si no fuera por la invencible resistencia de Sánchez a contar con los populares, sea o no Rajoy su abanderado. Su socio Rivera tampoco parece dispuesto a honrar las protestas en pro del diálogo que ha convertido en arma de su blasón.

Interrogante a modo de conclusión: ¿acabará Podemos como palafrenero del Gobierno que Sánchez persigue sobre la grupa de Ciudadanos?

Compartir entrada:
Posted jueves, marzo 10th, 2016 under Política.

Leave a Reply