Todo por la pasta

Justamente una novela

Justamente una novela

Una numeraria del Opus Dei y una editorial de no menos altura han utilizado la sacudida emocional provocada por la muerte del presidente Suárez para hacer su agosto recién comenzada la primavera. Todo por la pasta.

Novela la periodista que hace tiempo dejó de serlo. Pero ni La gran desmemoria es El tiempo entre costuras, ni Pilar Urbano se parece en algo a María Dueñas. Sí hay, sin embargo, algo común entre ambas novelas, el grupo editorial: Planeta. Y no se requiere demasiada imaginación para suponer que Antena 3, la televisión también de Lara, convertirá estas leyendas de la transición en un serial cinematográfico como hizo con las peripecias de Sira Quiroga, el personaje creado por Dueñas. Todo por la pasta.

Por ambas obras circulan nombres y apellidos reales; Dueñas mete en su relato de los años 40 a Serrano Suñer o Beigbeder, ministros de Franco hace tres cuartos de siglo; Urbano lo hace con dos personajes de la actualidad, el Rey y Suárez, recién fallecido.

Para la primera, aquellos políticos tienen una función ornamental; su presencia trata de ayudar al lector a imaginarse una realidad olvidada brindándole como asideros a personajes anclados en la Historia. Pero el cuento es otro en el caso del libro ayer presentado; un relato de historia ficción formateado como reportaje periodístico con ínfulas historiográficas.

Todo cabe en la creación, todo menos la falsificación del producto. Presentado como una novela de ocasión, todo por la pasta, la obra de Urbano podría tener un pasar; poco elegante, escabroso incluso, pero más lo fue en su tiempo la Justine de Sade. Autores hay, John Le Carré, Cercas, Lapierre, Collins, que han recreado situaciones con brillante verismo, aunque no necesariamente veraces. El verismo es “el realismo en las obras de arte” (RAE). Veraz significa “que dice, usa o profesa siempre la verdad”.

No es de recibo hacer pasar por historia documentada meras hipótesis o composiciones de lugar procesadas sobre supuestos testimonios imposibles de refutar; sus protagonistas están muertos. Ni bajo la misericordia del se non è vero è ben trobato es disculpable la intentona.

Con su remake ante las cámaras de televisión y corresponsales, la autora consiguió ayer lo que el tejerazo no pudo alcanzar: poner en berlina a la primera institución del país. Y todo por la pasta.

“No corren buenos tiempos para la lealtad y la confianza”, pone María Dueñas en boca de Marcus Logan, periodista en la ficción de su tiempo entre costuras. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

La verdad es que puestos a echarle imaginación a la Historia me quedo con el Julio César de Shakespeare o La Fiesta del Chivo de VargasLlosa.

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