Otegi y la capitalidad cultural

El sobreactuado discurso de Otegi en la Audiencia Nacional indica la vía abierta por Rubalcaba/Zapatero para que ETA siga los pasos de Bildu. “Romper con la violencia era necesario para ampliar la base electoral del soberanismo atrayendo el voto nacionalista” Dijo ante la juez Murillo. Porque, siguió, “queríamos ampliar el independentismo a otros sectores que no son la izquierda abertzale”. ¿Está claro? Pues para celebrarlo ante Europa entera, San Sebastián, capital europea de la cultura 2016. Verde y con asas; blanco y en botijo, etc.

Que Otegi disfrutara ayer de barra libre en la Audiencia Nacional como para marcarse una pieza oratoria de dos horas ante un tribunal de justicia español en el siglo XXI resulta insólito.  Habría que remontarse a sir/saint Thomas More, el santo varón que osó enfrentarse a los caprichos de su rey Henry VIII para hallar algo tan estructurado. ¿Pero estaría ya nuestro tribuno al tanto del regalo que el jurado de la capitalidad cultural -seis de sus trece miembros, nombrados por la ministra de Cultura- le haría veinticuatro horas después a Bildu, su punta de lanza? 

Porque con mucho respeto por las playas, la tamborrada o la Real, y dejando la cocina al margen, que claro que es cultura, hay que ponerle mucho empeño para saltarse la candidatura de Córdoba, por ejemplo, donde, por cierto, respetan leyes e instituciones, lo que es muestra de cultura.

En fin, Otegi se atrevió a decir la verdad, seguramente consciente de que en esta no le van a caer otros diez años. El éxito de Bildu avala su tesis, y esta nueva fase, dijo, es incompatible con la lucha armada. No necesita reclamar a la banda que se rinda, deponga las armas y pida perdón porque Otegi es la banda misma, o parte de ella.

En todo caso, él es quien mejor ha analizado las ventajas que pueden sacar a este gobierno terminal, necesitado de un milagro que avale al menos una de las estrategias abiertas por su desnortada presidencia.

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Posted jueves, julio 28th, 2011 under Historia, Política, Sociedad.

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